Traumatología facial: qué es y cúando está indicada
En Face Clinic somos especialistas en traumatología facial.
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La traumatología facial es una rama de la medicina que se ocupa de los traumatismos y lesiones que afectan la estructura ósea y tejidos blandos de la cara y el cráneo.
Los traumas faciales pueden ser causados por accidentes, caídas, agresiones, lesiones deportivas u otras circunstancias.
Debido al gran número de estructuras que están involucradas, a la gran irrigación e inervación de la cara y a la posibilidad de alteraciones de la oclusión dentaria que puede acarrear serias complicaciones, la evaluación de las lesiones y el manejo de las mismas debe ser realizado por un especialista.
Los problemas que resuelve esta especialidad incluyen:
El objetivo del tratamiento de traumatología facial es:
— Controlar el sangrado
— Abrir las vías respiratorias
— Fijar los segmentos óseos fracturados con placas de titanio y tornillos
— Dejar la menor cantidad posible de cicatrices
— Descartar otras lesiones
— Tratar la fractura
El tratamiento debe ser inmediato, siempre y cuando la persona esté estable y no haya fracturas en el cuello o lesiones potencialmente mortales.
Como cualquier procedimiento médico, existen riesgos asociados con la traumatología facial.
Estos pueden incluir infección, sangrado excesivo, daño a los tejidos circundantes, mala cicatrización, cambios en la sensibilidad facial y complicaciones anestésicas.
Sin embargo, es importante destacar que la traumatología facial se lleva a cabo por especialistas que toman las medidas oportunas para minimizar estos riesgos.
El postoperatorio puede variar según la naturaleza y la gravedad de la lesión. Después de una operación, es normal que aparezca hinchazón, moretones, dolor y molestias.
El especialista proporcionará instrucciones específicas sobre la limpieza de las heridas, los medicamentos para el dolor, la alimentación y las restricciones de actividad durante la fase de recuperación.
El tiempo de recuperación también dependerá de la extensión de la lesión y del tipo de tratamiento realizado. Algunas lesiones menores pueden requerir solo unos pocos días de descanso, mientras que las fracturas faciales más graves pueden necesitar varias semanas o meses de recuperación.
Los resultados pueden variar según la lesión y el tratamiento realizado. Pero habitualmente se espera una mejora significativa en la función y apariencia facial después del tratamiento adecuado.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la recuperación completa puede llevar tiempo y es posible que se necesite algún tratamiento adicional para lograr los mejores resultados posibles.
La traumatología facial aborda una amplia gama de lesiones causadas por accidentes, agresiones o caídas. Esto incluye fracturas de los huesos faciales (mandíbula, maxilar, pómulos, nariz, huesos orbitales), así como lesiones en los tejidos blandos (heridas, contusiones, avulsiones dentales).
El cirujano maxilofacial es el especialista con la formación y experiencia necesarias para diagnosticar y tratar integralmente los traumatismos faciales. Su conocimiento abarca tanto las estructuras óseas como los tejidos blandos de la cara y la cavidad oral.
El diagnóstico de una fractura facial comienza con un examen físico por parte del especialista. Se complementa con pruebas de imagen como radiografías y, muy comúnmente, una Tomografía Computarizada (TC o escáner), que proporciona imágenes detalladas en 3D de los huesos faciales para identificar la ubicación y extensión exacta de las fracturas.
No siempre. Algunas fracturas faciales menores y sin desplazamiento pueden tratarse de forma conservadora (sin cirugía), con reposo, dieta blanda y analgésicos. Sin embargo, las fracturas desplazadas, inestables o que comprometen la función o la estética, generalmente requieren tratamiento quirúrgico para realinear y fijar los fragmentos óseos.
La cirugía para una fractura facial, conocida como reducción abierta y fijación interna (RAFI), implica acceder a los huesos fracturados a través de incisiones (a menudo intraorales o en pliegues cutáneos para minimizar cicatrices), realinear los fragmentos óseos a su posición correcta y fijarlos con pequeñas placas y tornillos de titanio biocompatibles.
La recuperación varía según la gravedad de la lesión y el tipo de cirugía. Es normal experimentar hinchazón, hematomas y molestias durante las primeras semanas. Se suele indicar una dieta blanda y reposo. La consolidación ósea puede tardar de 6 a 8 semanas o más. El seguimiento con el cirujano maxilofacial es crucial.
Un traumatismo facial no tratado o tratado incorrectamente puede dejar secuelas funcionales (problemas de mordida, dificultad para abrir la boca, problemas de visión, obstrucción nasal) y estéticas (asimetrías faciales, hundimientos, deformidades). Por ello, es fundamental la atención temprana por un especialista.
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