¿Qué esconden los saldos en las cirugías low cost?

¿Qué esconden los saldos en las cirugías low cost?

Los expertos de FACE CLINIC, nos desvelan las trampas y posibles riesgos para la salud que hay detrás de los precios low-cost y las intervenciones que ofertan algunas clínicas en un intento de “hacer caja” sin escrúpulos.

  • La operación de aumento de pecho y eliminar grasa corporal son las dos intervenciones en las que el lowcost más ofertas realiza y en las que el riesgo de malas praxis, problemas estéticos y de salud tienen a posteriori.
  • El 15% de las segundas intervenciones en cirugía maxilofacial vienen derivadas de implantes mal hechos y de ortodoncias de baja calidad y mal calibradas.
  • La merma en la cantidad y calidad de los inyectables (con el relajante muscular antiarrugas y el ácido hialurónico como protagonistas destacados) suele ser el gran engaño de las rebajas en los tratamientos de medicina estética.

Asociaciones profesionales como la SECPRE, AECEP o la SEME, no dejan de advertir de los peligros y riesgos que para la salud del paciente conllevan el intrusismo y los precios excesivamente bajos que se esconden detrás de las ofertas lowcost.

En los casos más trágicos, hasta la muerte; en los más benévolos problemas estéticos, en algunos casos irreversibles o que hay que reparar a posteriori con una segunda intervención.

De ahí la necesidad de elegir el profesional y la clínica que ofrezca todas las garantías y no dejarse llevar únicamente por el bajo precio porque lo barato puede salir caro.

¿Cuándo hay que sospechar que una clínica no ofrece todas las garantías necesarias para el paciente?

Los expertos de FACE CLINIC lo tienen claro. “Cuando al paciente no le recibe el cirujano o médico que vaya a realizar el tratamiento, sino un comercial sin titulación sanitaria alguna, que incluso llega a realizar el diagnóstico y la planificación del tratamiento”, comenta el Dr. Francisco Riba. A lo que añade “Si algo es excesivamente barato, debemos sospechar que hay “truco” en algún sitio; bien porque el paciente no tiene acceso a ser valorado por el especialista que va a hacer el procedimiento o no lo conoce hasta el momento de la intervención; bien porque el cirujano viene de otra ciudad únicamente a ejecutar la operación y luego se va, lo que supone que si hay alguna incidencia a posteriori no será él quien atienda el problema y el seguimiento es nulo”.

Cuando todo va bien no hay ningún problema y son los propios pacientes los que al poco tiempo dejan de acudir a las consultas, a las revisiones. El problema surge cuando hay alguna complicación y/o el paciente no está satisfecho. En las clínicas lowcost suele haber mucho recambio de profesionales y puede ocurrir que cuando tengas un problema no esté el cirujano que te operó.

¿A costa de qué las clínicas lowcost pueden rebajar los precios hasta en un 50%?

En cirugía estética, lo habitual es bajar los costes en detrimento de la calidad del tratamiento. ¿Ejemplos? Evitando a toda costa el ingreso hospitalario, forzando altas precoces, no disponiendo de un anestesista para cada quirófano y paciente, sino compartirlo; contratando al cirujano solamente para las intervenciones y dejando el seguimiento posterior en manos de otro personal sanitario; haciendo las intervenciones en locales que no están habilitados ni autorizados para las mismas; o permitiendo que la persona que hace el tratamiento no tenga la titulación exigida en España para realizar estas intervenciones por lo que se les pagan precios inferiores”.

En lo que se refiere a protocolos de medicina estética, continúa el experto, la trampa suele esconderse en acciones como que no se emplee el producto contratado (es muy común infiltrar ácido hialurónico o relajante muscular de baja calidad o en menor cantidad que la pactada), con lo que el efecto es menor y dura mucho menos tiempo. En ocasiones, el “truco” está en que “los tratamientos los hacen médicos sin formación suficiente en medicina estética o son aplicados por personal, sanitario o no, no cualificado para la realización de los mismos”.

En cuestiones de salud bucodental, ocurre prácticamente lo mismo, corrobora el doctor Riba, “se rebajan las calidades en los materiales utilizados, se efectúan los procedimientos por odontólogos sin la cualificación necesaria o existe una gran rotación en los especialistas que los llevan a cabo, con lo que el paciente pasa por varias manos y el seguimiento es de baja calidad porque no existe la relación de confianza médico-paciente pertinente”.

  • Lo habitual es bajar los costes en la calidad del tratamiento.
    • Evitando a toda costa el ingreso hospitalario, forzando altas precoces.
    • No disponer de un anestesista para cada quirófano y paciente, sino compartirlo.
    • Contratar al cirujano solo para las intervenciones, dejando el seguimiento posterior en manos de otro personal sanitario.
    • Realizar las intervenciones en locales que no están habilitados ni autorizados para las mismas.
    • La persona que hace el tratamiento no tenga la titulación exigida en España para hacer estas intervenciones, por lo que se les pagan precios inferiores.

¿Qué le debe exigir el paciente al especialista?

Ya sea una intervención de cirugía plástica, cirugía maxilofacial o un protocolo médico de estética por muy “mínimamente invasivo” que lo publiciten, “los pacientes deberían pedir siempre las credenciales del especialista que les va a hacer la operación o el tratamiento, argumenta el doctor.

Hay que perder la vergüenza en este tipo de demandas porque es la salud la que está en juego. Las excusas por parte de la clínica a aportar este tipo de información es una señal inequívoca de que algo extraño ocurre.

También se puede obtener información, indagando en los diversos colegios y asociaciones médicas de especialidades reconocidas oficialmente “En Madrid, en concreto, es un procedimiento sencillo a través de la página web del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid (www.icomem.com) podemos obtener esa información”.

Además de asegurarse de la cualificación profesional de quien realiza la intervención o el tratamiento, el paciente debe firmar siempre y sin excusas un Consentimiento Informado, documento en el que se explican tanto el procedimiento como las posibles reacciones y efectos posteriores que conlleva; y debe exigir que se le entregue un informe en el que figuren tanto las recomendaciones a seguir tras la intervención, como las etiquetas identificativas de las prótesis, implantes o productos inyectables. ¿Más? Conviene comprobar que el centro o clínica está autorizado por Sanidad en la Comunidad Autónoma correspondiente.

¿Dónde hay que acudir si algo va mal?

Desafortunadamente, los precios lowcost suelen acarrear problemas posteriores que abarcan desde desastres que requieren una segunda operación, en el caso de las intervenciones de cirugía plástica, a consecuencias estéticas a veces de difícil solución. ¿Qué hacer en estos casos? “Reclamar siempre, bien en los colegios profesionales correspondientes, bien a través de las asociaciones de consumidores”, comenta el Dr. Riba.

Aunque lo más eficaz para el paciente maltrecho es acudir a un abogado especializado en negligencias médicas y sanitarias que tramite una denuncia. Que, además, esté avalada por una valoración exhaustiva realizada por un especialista médico en la materia de la que se trate especificando los daños y secuelas que se hayan podido producir a causa de una intervención quirúrgica o un tratamiento estético mal hecho.

¿Problemas sin solución?

Afortunadamente, salvo en los casos más trágicos que pueden provocar un fallecimiento por motivos varios, la mayoría de las catástrofes tienen solución; el escollo está en que el paciente quiera asumir la complicidad quirúrgica, los tiempos de inhabilitación social que ello implica o el presupuesto, que en muchos casos es un factor determinante”.

De ahí que lo barato pueda resultar carísimo.

Aunque los problemas irreversibles son raros, los hay de difícil solución.

  • Rinoplastia muy agresiva en las que se recortan los cartílagos o el hueso en exceso, provocando unas deformidades con muy pocas posibilidades de subsanar.
  • Liposucción con exceso de aspiración que crean abombamientos y zonas adheridas al músculo, creando irregularidades muy evidentes del contorno.
  • Aumentos de mama con prótesis de volúmenes exagerados.
  • Abdominoplastia en las que se extirpa demasiada piel y se forman cicatrices de mala calidad.

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